Tras la prórroga hasta el 31 de enero para los expedientes de regulación temporal de empleo, ERTE, que afectan a casi 730.000 trabajadores, hay quien avisa ya de la dificultad de recuperar, en muchos casos, su empleo. Voces que advierten de la necesidad de ponerse las pilas para ganar competitividad y no perder comba en un mercado postcovid que modifica el paradigma productivo. Se impone la formación como posible tabla de salvación y reconversión para los suspendidos temporalmente, que a partir de ahora tendrán que hacer cursos, y para muchas de los 3,8 millones de personas que engrosan las cifras de desempleo en España.