Una de las huellas más profundas y duraderas que puede dejar la pandemia es el retroceso de la educación en la generación de niños, adolescentes y jóvenes que se están formando. Los expertos creen que si no se actúa será inevitable un retraso en los conocimientos, un alejamiento de muchos jóvenes de la educación reglada y el agravamiento de la desigualdad. La pérdida de capital social genera más pobreza y más conflictos.